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Las despedidas inconclusas y los duelos sin cierres....

Constantemente nos preguntamos por qué, qué fue lo que hice mal o por qué me está pasando esto a mi. Intentamos todo para no perder eso a lo que tanto nos aferramos, tratamos de ver y rescatar sólo lo positivo dándonos pajazos mentales para ver las cosas como queremos y no como son.


Siempre formulamos mal la pregunta; no es ¿por qué?, sino ¿para qué sucede esto?. Pero en esa reformulación se nos va demasiado tiempo, llenando de excusas sustentadas en expectativas que le pusimos a alguien o a algo y por eso mismo, por verlo desde un ideal no lo dejamos ir.


No es que no seamos valientes, o que nos quede difícil asimilar o entender que algo terminó o no va más, pero por todos los recuerdos en los que nos refugiamos y por todos los planes inconclusos nos da miedo de no poder seguir adelante, de pensarnos si ese algo o alguien al que no sólo nos acostumbramos y nos apegamos, sino que en su momento quisimos.


Olvidar es difícil, y más en épocas de redes sociales, hay quienes dicen que de nada sirve bloquear o eliminar, si no se saca de los pensamientos o el corazón a esa persona. Pero de hecho hay muchos psicólogos y expertos en el tema que aconsejan el contacto cero, porque al reducir la cercanía con esa persona, entidad o proyecto se quita de lado la tentación de querer saber qué está haciendo, cómo va su vida, con quien anda ahora, entre otras. Y sí es muy cierto, entre menos sepamos del otro mejor.


Pero no, muchos somos masoquistas creemos que la única manera de estar cerca de esa otra persona es sabiendo todo de ella, ¡y qué daño nos hacemos!. Hay quienes son muy determinados y lo logran, eliminan, bloquean o dejan de seguir sin que les tiemble la mano; la diferencia no es la tan popular "toxicidad", sino otra palabra que se ha quemado y pareciera entrar en desuso y que a muchos nos falta: el amor propio.


Por la falta de amor propio, llevamos a permitirle a otros, sin importar el tipo de relación que tenga con nosotros a que nos irrespete, nos manipule, nos use y hasta nos haga sentir culpables de cosas que ni hemos hecho. De manifestarle una lealtad y apoyo que no merece, porque sí, las cosas hay que ganárselas, y cuando damos todo y entregamos de más, el otro de abruma y dice hastiarse, y no sabe qué hacer con eso, por eso nos rechaza, y nos hace a un lado.


Dar, dar y dar sin esperar recibir nada a cambio es imposible e irreal, de hecho es mentiroso, todos siempre damos desde el amor o el interés pero esperando algo a cambio, un reconocimiento, agradecimiento, o retribución. Por eso la oración que dice "que el amor Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.." ha sido tan mal interpretada que nos enmarca el hecho de creer que el amor romántico o en general hacia a cualquier persona implica aceptarle y perdonarle comportamientos inadecuados y daniños, malas costumbres. El punto en creer en esta mala interpretación de la frase nos lleva desarrollar una falsa esperanza de regreso y más cuando dejamos la puerta abierta a que el otro alimente su ego para saber que nos tiene allí, y que en cualquier momento que necesite nos va a tener, porque no hay nada más placentero que eso, saber que alguien sin que tu lo merezcas te de todo cuando tu lo quieras, ¿qué es eso tan bueno?, y lo mejor sin el mínimo esfuerzo.


Y el ego es el original culpable de esa dependencia emocional, que nos resulta en no poder comprender que todo cambia y acaba y que además somos super reemplazables. La dependencia emocional hacia ese algo o alguien también se genera por heridas pasadas que nunca sanaron de relaciones anteriores y que de hecho tienen su causa originaria en la infancia por la ausencia, abandono o maltrato de los padres o de alguna persona del núcleo familiar.


De nosotros depende realmente si queremos sanar estos patrones repetitivos o si queremos que se perpetúen porque lo que se permite se repite. De nada nos sirve desear tener algo si eso de pronto no está en nosotros, y se me viene a la mente una paradoja y es si realmente uno es o ha sido un espejo con su pareja, o con otras personas y tipos de relaciones sobre cosas que se deben trabajar de manera interna.


No sé ustedes pero yo soy una terca, pido consejos que no aplico, digo que voy a dejar de hacer algo y continúo en lo mismo, probablemente desde un estado de carencia y abandono que no ha sanado por circunstancias que por ahora no mencionaré, no me he dado el lugar que merezco una vez la embarran conmigo, al punto de dar tantas oportunidades y el anteponer a los otros, que a la final de tanto desgaste me canso y corto para siempre. Mis no son rotundos, cuando así los determino.


Por ahora confieso que no he podido, me ha quedado grande. El amor o la idealización que me hice de alguien, o algo me ha traspasado y no me deja libre. Quiero y necesito despedir, pero las despedidas son aún más difíciles cuando hay tantas posibilidades de seguir coincidiendo y más cuando uno mismo las busca de manera masoquista.


Sea como sea de esta salimos, y luego como todo será otra gran prueba superada de un maestro o maestra que nos dejó la vida y del cual para no repetirlo, debemos aprender y aplicar.


Cuéntenme por favor sus historias u opiniones, cree este blog para que entre todos sanemos temas que se tratan a veces con tanta ligereza y dentro del marco del "deber ser" y unas dinámicas ridículas pero efectivas, que no nos dejan ser, o por el contrario nos "ayudan". ¿Cuáles han aplicado ustedes?, ¿qué han hecho para hacer un cierre de ciclo efectivo y no recaer en él y cagarla una y otra vez?, ¿cómo han hecho un duelo sano?,¿han logrado despedirse en el momento correcto sin dejar que los dañen más o que continúen hiriendo a otros?, ¿desde qué cara les está tocando?


Los leo,


Hagamos catarsis del duelo inconcluso juntos.


Besos,


La profe.



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